lunes, 8 de junio de 2015

Michel Meyer; Más fácil cambiar de marido que de peluquero

Es más fácil cambiar de marido que de peluquero

Por Carmen Duerto (publicado en el periódico La Razón y en www.diarioabierto.es )
Después de 25 años “el francés”, ese peluquero incómodo que llegó a España y fue mal recibido por una profesión, que así le apodó y que un cuarto de siglo más tarde, ha revolucionado, con su cierre, el microcosmos de la elite social que ha peregrinado por su salón. El hombre que dignificó el oficio de lavar, cortar y peinar, Michel Meyer, y que ha tocado las cabezas más conservadoras, progresistas, modernas, ricas, cultas, antiguas y regias de este país. Se ha ido de España y se ha instalado en Londres para crecer, para vivir y para descubrir qué otras cosas puede hacer con sus manos. “No sé qué pasará, quién sabe si vendré un par de días al mes, pero dejo de ser peluquero ahora cuando me presento digo; Soy estudiante.”
Con el comienzo de la primavera, Michel Meyer, dejó España después de “25 años de felicidad”. Su marcha ocasionó un pequeño revuelo en su micromundo, pero ha dejado una gran escuela, ha formado grandes profesionales que seguirán su trabajo. Lo he abandonado en plenas bodas de plata. “He vivido 22 años en Marruecos, 8 en París, 25 en Madrid y ahora, tengo una cuarta vida que se me abre en Londres y en inglés. Soy un esteta lo que me gusta es el arte, la belleza y la armonía. Ha sido muy gratificante para mí haber hecho muy feliz a muchísima gente cortándole el pelo.” Además de esteta, es sibarita y culto, habla fluidamente español, francés, inglés, árabe y hebreo. Disfruta con Picasso y con Pollock, con John Lenon y con Benigni.  Es psicoanalista y hasta te puede echar las cartas, mientras escogías uno de sus exquisitos tocados porque el que fuera peluquero, también hacía sombreros y tocados.
Su discreción se ha ido con él a Londres pero de lo que no hay duda es que ha visto crecer “a cuatro generaciones” y muchas bodas, comuniones, fiestas y bautizos y en todas ellas ha estado Michel Meller. “La  boda de Felipe y de Letizia fue La Boda. Abrimos a las cuatro de la mañana la peluquería y hasta las nueve estuvimos sin parar de peinar a todas las mujeres del gobierno, las amigas periodistas de Letizia y las amigas de Felipe. Los Barreiros o los Urquijo, todas esas familias que son como los Kennedy españoles. También recuerdo la boda de Manolo Falcó y la de Sandra Falcó. También he peinado a las Koplowitz para las bodas”.
Un secador aparte merece una de las mujeres más poderosas del mundo, la presidenta del Banco de Santander Ana Botín, más que clienta de Meyer “es la tercera mujer más influyente del Reino Unido y es amiga. Llevo viéndola crecer 25 años. Es constante y sabe a dónde va.” Otra de sus puntales ha sido la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega “somos grandes amigos. Mi suerte ha sido tener una clientela de mujeres inteligentes, independientes y libres. No he creado dependencias, he creado seguridades. Lo más importante no han sido los cambios de imagen sino comunicar seguridad.”
También ha habido mujeres que no pasaron por sus manos. “Nunca peiné a la baronesa Thyssen. Con Tita sí que habría tenido un conflicto, creo que es muy lista pero no inteligente, tiene una independencia negativa, no ha sabido sacar partido porque tiene esa cosa de que ella lo sabe mejor que nadie y no va bien peinada”.
Meyer fue como un cocinero tres estrellas Michelin, su peluquería ha sido un Bulli. “Conmigo aprendieron que no todo vale y al final, lo que ha hecho el francés ha sido dignificar una profesión. Mi secreto ha sido el psicoanálisis. La peluquería es un lugar de inseguridades y por ello caen en las trampas, me voy en un momento en el que el mundo estético está poniendo a las mujeres en peligro de consumo negativo. Las keratinas por ejemplo, hay gente que se ha forrado salvajemente y no ha sido bueno para el pelo. Cuando llegué a España las mujeres querían llevar el pelo frito y yo me negué a hacer esas horribles permanentes  con el flequillo tieso o poner extensiones de pelo. Hay que decir que las canas son bellas y lo importante es la salud del pelo.”
La reina Letizia tiene un problema de pelo

Letizia Ortiz tiene un problema de pelo. Me parece rarísimo que una reina tenga esa confusión entre su sitio y la de modelo. No es un modelo de peluquería, la reina tiene dos peinados; uno para su vida y otro para la institución. No se puede estar cambiando tanto y luego quejarse de que te miran, si es que vas provocando. Vive en una inestabilidad estética llamativa. No hay estilo, al final a mi me falta una referencia, una solidez en la imagen. Pasar del hippy, a la trenza y a las ondas, no entiendo el que no se quedé con algo definitivo que le quede bien. Conocerse uno mismo, esa es la clave y esa cosa del “yo sé lo que me va, ese punto cerrado, eso es un peligro”.
El coletas es una revolución

De los políticos, más que si están bien o mal teñidos, lo que les pido es que gestionen bien. Elegir a un líder por guapo es un retraso. El coletas es una revolución está rompiendo todos los moldes, es como cuando Juan Villalonga me dijo; “Déjame crecer el pelo” porque el ex presidente de Telefónica, “quería romper todos los moldes y le dejé esa melena.”
Alicia Borrachero, Imanol Arias, Carmen Jiménez, Maribel Verdú, Marisa Paredes, Francisca Sauquillo…Quién no pasó por su salón.. “han coincidido los rojos, los blancos, los azules y todos se han saludado. Me han querido mucho y yo me he dejado querer y reconozco que es más fácil cambiar de marido que de peluquero.”
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